Hay un momento mágico cuando arrancamos un proyecto: las ganas de vender están a flor de piel. Miramos las métricas todos los días, buscando esa pequeña señal que nos diga: “sí, está funcionando”. Sacamos fotos, creamos contenido, mostramos lo que hacemos con pasión… y el tiempo empieza a correr entre publicaciones, ideas y sueños.
Cada acción cuenta. Cada minuto invertido deja huella. La perseverancia, la resiliencia y las estrategias son las piezas que, poco a poco, encajan para formar el cuadro completo. Y entonces entendemos que no es solo un proyecto: es la tesis de todo lo que hemos aprendido en el camino.
¿Y vos? ¿Cuándo vas a empezar tu propia tesis?
